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José Antonio de la Fuente, director de producción de CTV: “Las 3b de la producción son bueno, bonito

Para relatar en primera persona la historia de la producción audiovisual en Galicia no hay mejor testimonio que el de José Antonio de la Fuente (Santiago de Compostela, 1955). Un repaso por sus inicios en el doblaje y su salto a la producción en CTV nos ofrece una radiografía del surgimiento del sector audiovisual y la televisión autonómica gallega. Títulos como A noite meiga y Supermartes marcaron la trayectoria de este compostelano que en cuestión de pocos años se retirará de una profesión, que describe como “enriquecedora”, y que descubrió por casualidad tras sus pinitos en el teatro.

-¿Cómo fueron sus inicios en esta profesión?

Empecé a trabajar para el Grupo Araguaney cuando se inauguró el hotel en el año 1985, donde desempeñé funciones de administración. Pero la primera gran aventura fue la apertura de los estudios de doblaje, que inicialmente se situaron en la discoteca Casting del hotel. Ahí se instalaron las dos primeras salas de doblaje y se comenzaron a organizar los cursillos. Esta fue mi primera desviación del trabajo de administración.

Como estaba vinculado al mundo de la farándula, al hacer teatro en un grupo aficionado de Santiago de Compostela llamado Ditea, de los más antiguos de España y que todavía hoy sigue funcionando, tenía una experiencia artística, como actor, atrecista y decorador que me ayudó a introducirme en esta nueva etapa. Realicé el curso de doblaje y comencé a hacer trabajos de actor de doblaje, a la par que continuaba con mis tareas de administración.

En Galicia se abría en aquel entonces una vía nueva, el doblaje, y también la explosión del audiovisual con la apertura de TVG. Y es ahí cuando la empresa de doblaje –actualmente Soundub Formación– se traslada del hotel a las instalaciones de la plaza de Vigo, y empiezo a ejercer de productor de doblaje. Nuestra serie inicial para TVG fue “Simplemente María”, una telenovela mexicana muy vista en la pequeña pantalla, para la que ejecutamos la producción de sus 365 capítulos, con dobladores llegados del mundo del teatro, la música o la radio. A día de hoy se realiza doblaje en español para todo el país, algo impensable en aquel momento.

-¿Y cuándo da el salto a la dirección de producción?

De esta parte del doblaje surge mi paso a CTV, a esta antigua nave de materiales de construcción de 5.000 metros cuadrados reconvertida en plató de televisión, lo que actualmente conocemos como Plató 1000. Todos los trabajadores de aquel entonces éramos autodidactas, ya que no existían en Galicia escuelas de producción o de imagen y sonido.

Los primeros pasos los di por intuición y, además, la ventaja que teníamos es que todos aprendíamos de todos. Hacer producción y crear un proyecto audiovisual en televisión te provoca una cosita en el estómago y, como en aquel entonces era todo nuevo, ese nervio todavía era más grande. Es lo que tiene de agradecido esta profesión.

Me inicié en una profesión que acababa de surgir en Galicia, y siempre se recuerdan vivencias especiales. La grabación de los primeros programas era una odisea. Un programa que en teoría era de dos horas se convertía en uno de seis, e incluso el público se iba cansado de esperar y repetir tomas. Hemos realizado concursos, programas musicales, series, cine, documentales…, hasta hacer hoy en día programas en directo. Nuestro primer concurso fue “A noite meiga” a principios de los 90.

-¿Qué características debe tener un director de producción?

Es un profesional que coordina todos los procesos necesarios para la realización de un proyecto audiovisual, desde la idea, la escritura del guion, manejo de personal, presupuestos, y el seguimiento del resto de fases de producción.

Tienes que lidiar con distintos perfiles profesionales. Todo depende del carácter de cada persona, eso es lo más importante, aunque no se puede quedar bien con todo el mundo. Lo primero es dar ejemplo en el trabajo,y lo fundamental es que te guste estar en la pelea. Es una profesión de decir mucho que no.

Este oficio tiene partes desagradables, como controlar el presupuesto porque hay que presentar números al productor ejecutivo. Las 3b de la producción son bueno, bonito y barato.

-Con la experiencia que aportan los años, ¿qué consejos le da a los nuevos productores?

Les aportas la experiencia. Ellos saben la teoría, tienen todos los conocimientos técnicos necesarios para desarrollar el trabajo. Los que venimos de atrás tenemos una forma más arcaica de hacer televisión, en comparación a lo que ahora se hace. Pero es necesario que conozcan trucos para tratar con terceros: artistas, representantes, proveedores. Y hay que saber tantear. Un buen productor debe tener una buena agenda de contactos. Además, deben tener claro que el productor es el que se lleva todos los palos y recibe menos reconocimientos.

-¿Qué trabajos destacaría de su trayectoria?

He tomado todos los trabajos por igual. Lo primordial para mi ha sido el salto a los programas en directo, además de todas las personas que he conocido con el paso de los años y las relaciones y amistades que he conservado. En CTV tenemos fama de que tratamos muy, muy bien a la gente, es decir, de una forma normal y natural que les hace sentirse cómodos.

-¿Y alguna anécdota sorprendente?

Podría relatar multitud de detalles que han sucedido con el paso del tiempo, pero si tengo que destacar algo que afectó a mi vida privada es que me casé con alguien que también trabajaba en la empresa. Llegué a CTV dando un salto al vacío y descubrí una profesión enriquecedora. Ghaleb Jaber Ibrahim apostó por el audiovisual en Galicia y agradezco haber caído aquí.

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